Hubo un momento en el que el Cuarto Poder, la información, fue un instrumento para mantener vigente la separación de poderes. La prensa se ocupó de que los ciudadanos supieran como se gobernaba y para quien se gobernaba.
Fue Thomas Carlyle en Inglaterra, en una situación política distinta, cuando el parlamento era ocupado por nobleza, iglesia y hombres del pueblo, el que se dió cuenta, que fuera, en el pasillo de la prensa, estaba el cuarto poder. La expresión Cuarto Poder (Fouth Estate) se la atribuyó a Burke, y tal vez, el sentido original no fuera el que Carlyle fijó. Pero era ya indudable su existencia.
El cuarto poder fue protagonista en la Revolución Francesa, en el nacimiento de una nación como los Estados Unidos y una información libre era anhelada en una España dictatorial y oscura con una ley de Prensa calcada a la actual Ley SINDE. El cuarto poder en la historia ha sido el cemento de nuestros derechos civiles.
Y la tuvimos, y tuvo suficiente fuerza como para inquietar a los Gobernantes, destapando sus GAL, sus FILESAS, fondos reservados y el resto de sus miserias. Y el poder se dió cuenta que la prensa le estorbaba, y mediante licencias, permisos de fusión monopolista y censura, cerró radios, dificultó la labor de la prensa, mando a los jueces como perros de presa y unificó medios en pocas manos siempre amigas. El dinero y la concentración dinamitaron al cuarto poder. Los restos son conspiranoicos, anti-patriotas y talibanes.
A finales de los 90 llegó internet y fue creciendo. Un campo sobre el que el poder no podía ejercer su control, defendido por los jueces en incontables ocasiones, foro de opinión, de cultura, de libertad. Hace pocos días fue la mecha que ha expulsado a un dictador en Túnez o hizo temblar a varios gobiernos del mundo al descubrirse sus tejemanejes mediante los Wikileaks. Antes de eso fueron Ucrania, Moldavia, Birmania, Irán...
Internet es un nuevo cuarto poder en el que cada individuo puede dar a conocer su opinión. Un cuarto poder que no puede sucumbir a intereses económicos y eso les asusta.
Las dictaduras no tardaron en darse cuenta de su peligro. Cuba o China la censuraron desde sus inicios. Y los que llevan las riendas de las "democracias" se van dando cuenta de que no pueden dejar que internet sea libre.
La Ley Sinde es un experimento ordenado por Estados Unidos (como se ha sabido por Wikileaks) y su fin no es acabar con la piratería. Si funciona detrás vendrá el tratado ACTA o el tratado TPPA. Los gobiernos podrán dejar indefenso al ciudadano y cerrar sus medios sin necesidad de un juez que pueda proteger sus derechos.
La ley Sinde es, en definitiva, un ataque al cuarto poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario